viernes, 19 de febrero de 2010

Zona de dolor


Y estaba Noemí de nuevo en aquella casa, la que se vio obligada a abandonar a causa de los guerrilleros y las fuerzas militares del enemigo, recorría los pasillos, los pórticos, recordando las risas de los pequeños que solían jugar a las afueras de su casa.
Era casi como si pudiera mirar los fantasmas de aquel desolado solar en el que ahora se encontraba, pero también estaba el recuerdo amargo de la sangre y las armas sonando a sus oídos y los cuerpos cayendo inertes ante el destructivo ataque de las tropas enemigas.
Estos recuerdos hicieron salir una amarga lágrima que apresurada limpio y seco, pues eso debería quedar en el pasado, oculto junto con los recuerdos amargos de la niñez
.Había una extraña mezcla de nostalgia y tranquilidad en su interior, pues a pesar de todo, ya había terminado. Entonces mirando los pajarillos que parecían juguetear al comer de los pequeños frutos que caían de las plantas, que desoladas florecieron. Tomo asiento en el escalón donde solía sentarse a escribir a su amado y comenzó a escribir:

Amado mío;


Hoy dedico a ti estas mis palabras.
Ah pasado ya un año y todo parece seguir su ritmo normal, pero para mí, nada es igual, aun vivo con mi madre, mi padre murió cuando atacaron los guerrilleros.
Ah sido difícil pero la tranquilidad ah vuelto a mi vida, los atardeceres han sido hermosos pero abismalmente solitarios, es extraño no escuchar los fusiles sonar al ponerse el sol, pero es agradable volver a vivir en paz.
Te he extrañado amor mío, cada noche que intento dormir tu recuerdo viene y me visita y muchas veces se queda a acompañarme en mis sueños, te extraño como la luna extrañaría a las estrellas, como una gota de lluvia en el desierto te deseo, mi cuerpo te extraña y mis manos vacías preguntan por tí.
Cuando miro la noche miro tus ojos y tus palabras dibujarse entre las estrellas, añoro esos días donde tus labios me toman con un te amo y tus brazos me presionaban contra tu cuerpo con cariño y rudeza, guardo en mi corazón tu recuerdo y deseo más que a mi vida respirar tu aliento una vez más, aun que sea un instante, aunque sea un momento.
Ha pasado un año ya de tu partida, te fuiste prometiendo volver. Hoy se que no volverás por más que yo lo desee, pues aquella bala que te alcanzo ha sido fatal, mi corazón siempre te extrañara. Nos vemos en la eternidad.

Atte. Tu amada Noemí.

Noemí arranco la hoja de su cuaderno y suplico; Señor viento llévala a mi amado. Y la soltó en el aire donde voló hasta perderse de su vista y una vez más una lagrima rodó por su mejilla al decir adiós a su amado.

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