domingo, 31 de enero de 2010

Gargola

Y en la oscura noche, se encuentra el viejo asesino,
escuchando el silencio y el tabaco quemándose por la brasa ardiente,
el frio invernal hace divagar su mente,
en la escasa lucidez mira a su ángel,
mira su recuerdo,
piensa en su miedo,
abandona sus sueños,
la culpa ya no existe,
pero si el reproche del gran “Por qué“,
suele posarse como gárgola frente a la calle,
mirando el suelo, mirando el cielo,
buscando un deseo,
creyéndose oscuro,
y la sabia incoherencia
haciendo coro con la noche,
siempre hablando en la inconsciencia,
hasta que el humo resulta más perturbador que placentero,
entonces hay que volver y jugar a ser escritor de la vida.

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