jueves, 9 de julio de 2009

Un corazon...

Un corazón... Una pasión...
Un amor... Una prisión y una condena...
Todo resumido en una canción,
la grandeza inmaculada de un sueño del corazón,
donde reposa con arrogancia la locura de una mente suicida.
Una sensación embriagadora recorre mi piel
al escuchar cantar la luz de mi eterna luna enamorada,
como si se tratara de un hechizo mágico,
llena mi interior
satura mi mente con una fragancia dulce
y el réquiem prohibido del amor.

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